Aventura nº...

AVENTURA Nº 2: RUTA DE LOS CABOS 2012

martes, 19 de febrero de 2013

RUTA DE LOS CABOS 2012, DÍA 3: Salles - París - Compiègne

Lunes 2 de julio de 2012

EL DÍA MÁS LARGO



Y no porque hiciéramos camino al norte, como si fuéramos hacia las playas de Normandía, donde tiene lugar la película con ese nombre, ni porque fuera el de mayor kilometraje de todo el viaje, ni siquiera porque toda la jornada transcurriera en Francia (la maldición que tenemos cada vez que queremos salir por carretera desde la península) sino porque fue el día en el que más tarde llegamos a nuestro destino. Se nos hizo de noche, rompiendo una de las reglas de oro de los viajes, que no te oscurezca en la carretera. Pero empecemos desde el principio.

 
 

Desde la última noche en ruta en Mongolia no había vuelto a dormir en tienda de campaña, esta vez junto a un río. Así que en este viaje ya llevaba el suelo del salón de Mosquito en Cádiz, una habitación de hotel y colchoneta en tienda de campaña, por variedad que no sea.

El plan del día era llegar a París, “plantar la bandera” y seguir camino hacia Bélgica. Sin duda, el tráfico de las carreteras francesas, y especialmente el de París haría que no avanzáramos tanto hacia el Norte como nosotros queríamos.

Este día, después de más de 2.000 km conduciendo solo en mi coche de nuevo iba a tener compañía. Después de Burdeos (mucho tráfico darle la vuelta en hora punta) hicimos la primera parada del día para repostar y tomar un café, y Elena me acompañó, que también llevaba los mismos kilómetros que yo en el cuerpo pero como pasajera en la moto.
 
Un alto en el camino para reponer fuerzas
Hasta París no tuvimos más novedad que las tres chicas que se molestaban y parloteaban dentro de un puesto de gofres y salchichas en un área de descanso cerca de Poitiers. Y la entrada a París fue toda una epopeya entre el tráfico, las motos que allí tienen la costumbre de circular a toda velocidad ente las filas de coches (me pareció leer en uno de los paneles de señalización variable de la autovía que prestáramos atención por los retrovisores a los motoristas, como si fuera algo institucionalizado) y el guiarse visualmente una vez que entramos en la ciudad, teniendo como hito a seguir la torre Eiffel.

¡Paris!

Makin off
 
La verdad es que es todo un gustazo llegar con tu coche al mismo centro de París, darle una vuelta a la torre, y encontrar aparcamiento justo cuando termina el horario de la O.R.A. al lado del Campo de Marte.
 
¡Ahí mismo!
 
Nos hicimos las fotos de rigor, chupamos un poco de wifi para conectarnos a internet y enviar algunas de esas fotos,  antes de que se hiciera muy tarde nos volvimos a pelear con el tráfico parisino en los adoquinados y atestados Campos Elíseos y la Ronda Norte hacia Saint Denis (con accidente incluído bajo el túnel que lleva al Estadio de Francia en este distrito) para huir de la mayor área metropolitrana de Europa Occidental.
Los Sambori camino del Arco del Triunfo
ATENCIÓN, NUNCA INTENTÉIS DARLE LA VUELTA AL ARCO DE TRIUNFO SI NO ESTÁIS COMPLETAMENTE SEGUROS DE LO QUE QUERÉIS HACER (es la MEGARROTONDA, y como te metas en hora punta en los carriles interiores es casi imposible salir de ella).
 
Decían que París bien vale una misa, pues también un atasco y la promesa de volver con más tiempo.
 
Algo más al norte de París, hicimos una parada para decidir dónde parábamos a dormir (y de paso yo, haciendo marcha atrás me comí un cartel publicitario que no vi por el retrovisor, con lo que llevé el parachoques trasero cogido con bridas durante todo el viaje) y pensamos que el pueblo de Senlis que veíamos en el mapa no tenía mala pinta, a una distancia prudencial de la gran ciudad y de una tamaño que auguraba la existencia de hoteles.
 
Pues bien, aquí empezaron nuestros problemas en busca de hoteles. Los que había entre la salida de la autopista y el pueblo estaban llenos. En el pueblo encontramos uno de aspecto muy caro y elegante, que afortunadamente para nuestros bolsillos también estaba lleno, nos indicaron un par de casas de huéspedes que tampoco tenían plazas (¡pero si era un pueblo pequeño a 60 km de París!). Decidimos ir hacia el polígono industrial que vimos a la entrada a ver si allí eran ciertas otras indicaciones de hotel que vimos. No eran ciertas, pero nos encontramos con un afgano que no hablaba inglés pero que me puso a un amigo suyo al teléfono para que hiciera de traductor. El afgano, con su traje tradicional blanco, se me subió al coche y comenzó el paseo por el pueblo mientras se nos hacía de noche. Nos llevó a los mismos hoteles a los que habíamos ido hasta que en un bar consiguió que una camarera agobiada por los argelinos que bebían en la barra (y de los que fuimos el centro de atención) nos buscara un par de números de teléfono de hoteles en otros pueblos más al norte.
 
Y así nos vimos, ya oscuro, circulando por una carretera nacional parando en todas las indicaciones que veíamos de camping u hotel hasta que llegamos a Compiègne, 30 km más al norte y después de haber preguntado en tres o cuatro sitios.
 
En Compiègne, ya bastante tarde, no se veía mucha gente (un lunes de agosto a las 10 de la noche tampoco se puede pedir mucha alegría en Francia), y tuvimos que dar unas cuantas vueltas hasta que Rafa, intuitivamente se saltó una prohibición de giro y encontramos el hotel de Flandre al lado del río donde pudimos pillar dos habitaciones. El recepcionista, de origen marroquí, sabía hablar algo de castellano y nos contó que un abuelo suyo era de Almería (fíjate tú por donde).
 
Cenamos como animales cansados en un kebap turco cercano, que aunque estaban recogiendo y limpiando los suelos, no dudaron en atendernos (además, fuimos reclamo para que comenzara a legar más gente a cenar ¡a las 11 de la noche! (toda una proeza en Francia).
 
 
 
 


2 comentarios:

  1. ¿Que me salté una prohibición de giro? pues de eso no me acuerdo ....
    No vale que enumeres todas mis infracciones :-)

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  2. Tu infracción nos salvó la vida aquella noche, ojo :-)

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