Aventura nº...

AVENTURA Nº 2: RUTA DE LOS CABOS 2012

domingo, 10 de febrero de 2013

RUTA DE LOS CABOS 2012, DÍA 1: Cádiz - Salamanca

Sábado 30 de junio de 2012

LA VÍA DE LA PLATA

588 km



Manuel Mosquito, uno de los espiritus fundadores de los Aventureros Solidarios, escogió un lugar ideal para comenzar la ruta. Inicialmente iba a ser Tarifa, para enlazar así el punto más al sur de Europa con el más septentrional del continente en cabo Norte, pero finalmente no pudo ser posible y tuvimos la "desgracia" de comenzar oficialmente la ruta en Cádiz, junto al Baluarte de San Roque dentro del recinto histórico de la ciudad, un lugar fantástico orientado al suroeste y bañado por el océano Atlántico.
 
Allí estábamos todos, ansiosos de comenzar el viaje: los tres equipos en moto (Mosquito, Kame House y Sambori) y servidor en coche (Clavijo Plus Ultra). Aunque para aparentar más volumen de participantes Pau y las chicas de Granito de Arena habían tuneado también sus coches con pegatinas de la Ruta de los Cabos.
 
 Manuel luce junto a su África Twin
 
Los coches, con mi Civic del 95 tuneado para el "rally"
 
Los Sambori haciendo las últimas comprobaciones y filmados por la prensa. Cádiz al fondo.
 
 

Además, las chicas de la ONG Granito de Arena montaron su pequeño puesto con merchandising de la organización y productos de Sri Lanka, donde ellas operan llevando a cabo pequeños proyectos que ayudan a familias a salir adelante y ser autónomos.
 


Una vez hicimos nuestras aportaciones, terminamos de maquear los coches y motos con las pegatinas y la gente de Onda Cádiz nos grabó. nos dispusimos a iniciar el viaje.
 
La salida de las motos
 
A la salida de Cádiz nos dispersamos entre el tráfico, de forma que Pau no vio las indicaciones hacia la A-4 por el puente de Carranza y siguió hacia San Fernando, así que aunque hice gran parte de los kilómetros iniciales con las motos, en el peaje de la autopista de Sevilla me paré a esperarlo mientras los moteros se soltaban y elegían lugar donde parar a comer pasada la capital andaluza.
 
No pensábamos que íbamos a encontrar tan cerca y tan pronto algo que nos recordara al Rally Mongol. En la salida 782 de la A-66, unos kilómetros al norte de Sevilla, está la Venta del Alto, donde podéis encontrar un bar de carretera infame con casi nada en sus expositores, camareras sobrepasadas que no tienen muy claro lo que hacen, e instalación eléctrica muy deficiente, con cables al aire e iluminación colgando fuera de sus ubicaciones.
 
Da gusto saber que aún quedan sitios así y no todo son insulsas y asépticas áreas de servicio, todas iguales y con los mismos productos, de aquí a Noruega (nos íbamos a hartar de sandwiches durante todo el viaje).
 
Después de comer, aprovechamos para echar gasolina en uan estación de servicio cercana, enfrente de un restaurante de verdad que no habíamos visto por no andar medio kilómetro más a la hora de decidir parar a comer. Y aquí nos volvió a ocurrir otra historia digna del Rally Mongol: Pau pensó que para qué seguir las indicaciones de tráfico (poco intuitivas, es cierto) para llegar a la gasolinera si lo más fácil era saltarse una línea continua cuando la Guardia Civil está allí para aplaudirte la gracieta.
 
Afortunadamente, tras la preceptiva muestra de la documentación, Ati entró en acción y se puso a camelarse a los guardias hablando de las motos que llevaban. Al final, éstos decidieron dejarlo pasar por esta vez, y pudimos seguir camino como tantas veces nos ocurrió en Kazajstán y Uzbekistán.
 
 

 Pau nos cuenta sus hazañas
 
Conducir a la hora de la siesta puede ser duro, pero no tanto si tienes la emoción de haber comenzado un gran viaje. Yo además iba con los ojos muy abiertos, disfrutando del paisaje extremeño y atento al cruce sobre los grands ríos (el Guadiana y el Tajo), y además, pronto paramos por diversos motivos.
 
El primero fue despedirnos de Ati, que aunque había venido a Cádiz para participar en la salida, realmente haría la ruta unas semanas más tarde. Por lo que antes de llegar a la intersección con la autovía A-5, en Mérida, hicimos una parada rápida para intercambiar la últimas impresiones y desearnos suerte.
 
Más adelante, y gracias a que la autonomía de las motos es bastante inferior a la de los coches, volvimos a parar a merendar en Cañaveral (Cáceres). Sin duda, ésta es una circunstancia que han hecho el viaje menos monótono, parando cada dos horas aproximadamente a repostar, estirar las piernas, comer algo, charlar. Es diferente.
 
Nuestra intención inicial era llegar a Valladolid, pero a la altura de Arapiles (donde las famosas batallas tan decisivas de la Guerra de la Independencia), antes de llegar a Salamanca, volvimos a parar para repostar, y pensamos que sería mejor hacer un poco de turismo en la capital charra y descansar, que el día anterior había sido duro.
 
Es muy recomendable tener amigos por todas partes, porque si bien tenía apalabrado con uno de ellos (compañero de la EGB, Agustín Sánchez) que nos llevara a cenar por Valladolid esa noche, resultó que éste había tenido que viajar por motivos de trabajo. Pero en Salamanca nos esperaba otra amiga de Bolivia que llevaba unos meses estudiando allí (Ale Vlahovic) y a la que llamé para que nos recomendara dónde ir a cenar. Y tras encontrar un hotelillo en la misma entrada de la ciudad (Hotel Fénix, algo anticuado en comparación con los de las cadenas hoteleras, pero aceptable y con wifi), nos montamos los seis expedicionarios en mi coche y nos fuimos hacia el centro, donde nos encontramos con Ale. Ésta, aunque no fuera charra de toda la vida, llevaba ya el tiempo necesario en la ciudad como para llevarnos a un par de sitios donde tapear algo y celebrar el cumpleaños de Elena (Sambori), creo que era el Cervantes.
 
 Ale nos esperaba con la tarta para Elena
 
Si mamá, estoy comiendo bien, aún no hace frío...
 
 
Salamanca no era mal destino para el primer día de la RUTA DE LOS CABOS.
 
 

De vuelta al hotel, callejeamos un poco y nos dio por buscar al famoso astronauta





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