Aventura nº...

AVENTURA Nº 2: RUTA DE LOS CABOS 2012

jueves, 28 de julio de 2011

DÍA 5: BELGRADO - PLOVDIV (Bulgaria)


27 de julio de 2001
2 países: Serbia Bulgaria (acumulados 10)
16 túneles (acumulados 108)
557 km (acumulados 3.767 km)

Hoy hemos echado de menos Serbia, porque en Bulgaria ocurren cosas muy raras.

Pero primero, antes de salir de Belgrado hemos buscado el consulado español para hacer copia compulsada del pasaporte de Nuria. Otra vez las fotografías del Google Earth nos han llevado sin problemas a la puerta, y el chaval que nos ha atendido estaba dispuesto a hacer él mismo las fotocopias de forma que fuera el menor número posible de hojas, hasta que una funcionaria tensa que estaba en su mesa se ha levantado para decir que de eso nada, que las fotocopias las hemos de llevar nosotros (quizá es que ella va a heredar la embajada....) El caso es que como no teníamos seguro que el cónsul o el canciller estuvieran por allí para firmar las copias, hemos decidido seguir camino hacia el este.

Íbamos a buen ritmo hasta que en Nis hemos cogido el desvío hacia Sofia, siguiendo el desfiladero del río Nisava. Un paisaje estupendo pero una carretera zigzagueando en paralelo al río y la vía del ferrocarril por donde circulaba el Orient Express.

La primera en la frente ha sido que como no cambiamos los dinares en la frontera antes de salir (llevábamos muchos porque queríamos tener luego dólares en billetes pequeños) ya no hemos podido cambiar unos 18.000 dinares (180 €), además casi nos han mirado con cara de asco al decir que queríamos cambiar dinares.

Tras la frontera todo se ha vuelto sucio, desganado y surrealista. Esa es la impresión que nos ha dado Bulgaria.

Primero hemos parado en una gasolinera donde los dos chavales que atendían fuera estaban jugando con una regadera echándose agua, el combustible es más caro que en el resto de Europa y para usar el baño había que pagar 0,60 €.

Después hemos seguido buscando un sitio tranquilo donde hacer un picnic, hasta encontrar una gasolinera en la que un chaval desganado decía a todos los que paraban que era un kilómetro más allá (pero no sabemos qué). Al final, como había un pequeño jardincillo con mesas y sombrillas, le hemos dicho que nos quedábamos allí a comer. Y mientras tanto él seguía enviado a la gente a otro lado e incluso alguien vino a preguntarnos a nosotros dónde comprar la viñeta (que compramos en la misma frontera). Al menos nosotros hemos tenido nuestro picnic relajado.

Luego hemos seguido sufriendo una carretera horrible que te hacía preguntarte para qué demonios habíamos comprado la viñeta, que más bien deberían pagarnos a nosotros por conducir por sus carreteras. Y esa sensación se ha afianzado al llegar a Sofía. No hemos querido atravesarla, y tras un buen atasco en el cruce con la circunvalación hemos cogido ésta. Es alucinante que una capital europea tenga ese tipo de carretera de circunvalación: el camino viejo de Santa Pola está mejor. La verdad es que Bulgaria nos está dejando una impresión de país muy pobre y deprimido, como a medio desmontar (mejor no hablar de las chabolas de la entrada a Sofía).

A partir de hoy ya hemos empezado a ver las clásicas pirulas en la carretera de los países no muy educados en la cosa vial: adelantamientos en línea continua sin visibilidad, gente que cruza la autopista por cualquier sitio, obras sin casi señalizar, etc...

Al salir de Sofía parecía que por fin, con la autopista todo mejoraba, pero ha ido a ratos: algunos tramos estaban horribles, haciendo sufrir mucho a la suspensión de Merceditas, que se está comportando como una campeona.

Con el cambio de hora al atravesar la frontera, hemos perdido algo de tiempo, por lo que no hemos llegado a la frontera con Turquía y nos hemos salido de la autovía en Plovdiv: típica ciudad del bloque comunista rodeada de bloques satánicos, bulevares tristes y sucios, gente desocupada; y centros históricos hechos un Cristo sin ninguna conservación de sus edificios. Al menos hemos encontrado un hotelillo de tres estrellas que no estaba nada mal: 30 € la habitación doble con desayuno. Además como una no tiene aire acondicionado, nos la ha rebajado a 25 €.

Antes de eso hemos tenido una experiencia surrealista con un poli al que queríamos preguntar si se podía aparcar donde habíamos dejado la ambulancia. Le hemos preguntado si hablaba inglés, y en ese idioma, con perfecta dicción, nos ha dicho que no hablaba inglés, que no entendía y se ha hehco el loco desapareciendo de allí.

Luego en el hotel les hemos enseñado la señal que había en esa zona de aparcamiento y nos han dicho que buscáramos otro sitio para dejar la ambulancia.

Seguimos con los dinares serbios colgados y hemos tenido que sacar 50 levs de un cajero, algo así como unos 18 €. Con eso hemos tenido suficiente para comer de nuevo kebap a la hora de la cena. Estábamos en lo que parecía la calle principal de la ciudad, con muchas tiendas, ya cerradas; muchas terrazas vacías y ninguna iluminación: la triste Bulgaria. Añoramos la animada Belgrado y sus gentes alegres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario