Para la amiga Alcázar: 4 túneles (acumulados 17)
723 km (acumulados 1.293 km)
Efectivamente, todo se repite.
Hoy ha sido la maldición de los atascos en las carreteras francesas, además de nuestra imprevisión (empezamos bien el viaje) lo que ha hecho que no llegáramos al destino previsto en Morges (junto al lago Lemán o Ginebra en Suiza). Sin duda, uno de los peores inconvenientes de Francia es que ella entera y sus atascos están en medio del camino cada vez que queremos salir de la península por carretera.
Empezando por el principio, esta mañana nos hemos juntado en el Moll de la Marina con los equipos que se unieron a la iniciativa de vernos en Barcelona. Hace dos días me llamaron de la Guardia Urbana de Barcelona diciéndome que por ellos no había ningún inconveniente en que usáramos ese espacio, sin embargo esta mañana no ha venido nadie a abrirnos para que metiéramos allí los coches, por lo que hemos intentado colocarlos de la mejor forma posible para que no molestaran al autobús turístico que da la vuelta justo en ese punto.
Éramos:
Blinkacepas, de Requena, que van con una ambulancia también.
Otro equipo compuesto por andorrana y canario, en un Suzuki muy bien preparado, que no sabían de lo de Barcelona pero que anoche se encontraron con los Blinkacepas por las calles de Tarragona.
Switchback, también de Canarias y con un Suzuki.
Estepa Kide, unos vascos en un Toyota Yaris, que siguen ruta parecida a la nuestra.
Xino Xano, catalanes en un Peugeot 106, también por la ruta de Irán
Chispa de la Vida, con los que estuvimos anoche, en su ambulancia muy parecida a la nuestra
Aventoreros Solidarios en dos Clio y una Kangoo, con los que esperamos coincidir todo el camino.
Además, esta mañana ha venido un chaval que hizo el rally el año pasado saltando de coche en coche, y que en esta ocasión se unía hasta la fiesta de Klenová. Nos ha estado dando algunos consejos; y por otro lado, un tipo que ya ha hecho el rally dos años, esta vez se une a los Blinkacepas también hasta Klenová (incondicionales del Mongol).
Una tropa de los más variopinta
A la hora de irnos, los chavales de La Chispa de la Vida; Álvaro y Esteban, se han unido a nosotros, así que hemos compuesto una miniexpedición de dos ambulancias Mercedes Benz Sprinter y hemos empezado camino, aunque hemos perdido hora y media o más en el Carrefour de Gerona. Nos habíamos olvidado de comprar unas cuantas cosas, bueno, olvidado o que no habíamos tenido tiempo de comprobar: abrelatas, sacacorchos, sombrilla, pie de sombrilla, vino para los balcánicos, adaptadores múltiples para el enchufe del mechero del coche... Todo eso, la entrada y salida de Gerona y el tema de reordenar las comprar en la ambulancia nos hizo perder demasiado tiempo, así que cuando en Francia empezamos a encontrarnos algunos bouchon, fuimos conscientes de que no llegaríamos a Morges.
La tortura de los peajes
Hicimos parada a comer en un área de servicio (sin hielo para nuestras neveras) e improvisamos un picnic entre lo que llevábamos en las dos ambulancias, para hacer camino intentando llegar hasta las inmediaciones de Annecy o Aix-les-Bains, donde unas semanas antes Reche había comprobado que había bastantes hoteles y campings.
Incluso contemplamos la posibilidad (comentada de ambulancia a ambulancia mediante los walkie-talkies que llevamos) de acampar en cualquier sitio, pero como el tiempo pintaba mal (frío y amenaza de lluvia) y hemos encontrado un Campanille en Aix-les-Bains, hemos decidido quedarnos en el hotel. No es barato (95 € la habitación doble, pequeña pero suficiente por poco) y sólo les quedaban dos habitaciones, así que Álvaro y Esteban han continuado con su plan inicial de dormir en la ambulancia mientras que nosotros cuatro hemos decidido pagar cara la primera noche. Aún así la recepcionista no se creía del todo que sólo nos quedáramos cuatro en el hotel y nos ha advertido de que si había más de dos personas por habitación, nos podrían echar (cada vez me caen peor los franceses en Francia...).
Al menos hemos dado la clave de la wifi del hotel a los Chispa de la Vida para que puedan conectarse desde el parking de enfrente, mientras nosotros cuatro improvisábamos una cena en el escritorio de una de las habitaciones. Nos hemos bebido la botella de vino que regalaron a Reche en la gasolinera del Camino de Castilla con el primer repostaje que hizo.
Cena entre la cama y el escritorio
Eres grande porque haces grandes cosas...
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